La Catedral Metropolitana María Reina se llenó de fe, cantos y colores en el inicio de la octava Festividad de La Chinita en Barranquilla, una celebración que une corazones, acentos y memorias entre Colombia y Venezuela. Cientos de feligreses colmaron el templo para rendir homenaje a la Virgen del Rosario de Chiquinquirá, patrona del Zulia y de Colombia, cuya presencia espiritual volvió a tejer los lazos de hermandad que cruzan las fronteras.
Entre plegarias, gaitas y miradas al cielo, la festividad reafirma su esencia como un puente de fe, tradición y cultura, consolidándose como un símbolo de unidad colombo-venezolana y un fervoroso llamado a la paz binacional.
Devoción compartida y afirmación de la “venezolanidad”
La celebración tuvo como motor la necesidad de compartir las tradiciones y la gratitud de la diáspora. Darcy Virginia Fernández, coordinadora general de la festividad, explicó que el propósito central era cultural y solidario: «lo que queremos es compartir nuestra forma de celebrar nuestra solidaridad nuestra venezolanidad».
De hecho, el ambiente en el recinto se sintió transformado, pues «esto empieza a sentirse Venezuela en la Catedral Metropolitana María Reina«. Fernández también resaltó el «valor increíble poder multiplicar el amor que sentimos por nuestra nación» al tiempo que celebraban «juntos con todos los colombianos una fiesta que tiene 316 años de celebrarse en Maracaibo.
En este contexto de hermandad, la comunidad venezolana expresó su sincera gratitud, reconociendo a Barranquilla como «la tierra que nos abrió las puertas a nosotros los venezolanos con fe y con esperanza». Esta afirmación de la identidad se canalizó también a través de una petición urgente: «hoy vamos a pedir por la paz hoy venimos casi todos vestidos de blanco para pedir por la paz de Colombia y la paz de Venezuela».
La homilía: humildad y la oración insistente
La eucaristía, que sirvió como un «signo de comunión fraterna» y de «reconciliación», estuvo marcada por una profunda reflexión teológica. El celebrante, el Padre Esteban Betancourt, abordó la necesidad de la humildad en la vida cristiana y la perseverancia en la súplica. Subrayando la importancia de la oración constante, citó la figura de la viuda inoportuna para recordar a los fieles que «la única persona a la que tú puedes molestar y molestar insistir insistir y demás ¿quién es el Señor con esto el Señor nos invita a insistir con la oración, a estar atentos ahí».
Además, Betancourt definió el concepto cristiano de humildad, indicando que va más allá de un simple sentimiento. La humildad verdadera es tener «la certeza y la conciencia de que todo lo que acontece en tu vida, todos los dones, todos los carismas que el Señor te da, vienen de él, vienen del cielo para que tú libremente los pongas al servicio del otro desinteresadamente». Esta actitud es crucial, ya que, según las escrituras, «la oración del humilde atraviesa las nubes».
La Gaita zuliana y el compromiso de la fe
Durante la misa, la gaita zuliana se hizo presente en la Catedral con el grupo Los Chiquinquireños, músicos migrantes que interpretaron sus melodías en el ofertorio, llevando a través del ritmo un homenaje a La Chinita, al Zulia y a Venezuela.
Sus interpretaciones —entre ellas La grey zuliana y Canturreando— despertaron risas, cantos y lágrimas entre los asistentes, avivando el orgullo y la emoción de quienes añoran su tierra.
A través de esas melodías, los músicos migrantes dieron voz a la nostalgia que provoca la distancia. Uno de los cantantes evocó su amor por Maracaibo al entonar versos cargados de sentimiento: “cada instante te añoro, me paso el tiempo pensando en ti”.
El fervor de la celebración culminó con un poderoso mensaje de unión colombo-venezolana. Entre aplausos y vítores que llenaron la Catedral, se escucharon con emoción las palabras: “¡Que viva la Virgen, que viva Venezuela, que viva Colombia también!” y “¡Que viva la Virgen, viva Venezuela, viva Maracaibo, viva Colombia, viva Barranquilla!”.
Próximas convocatorias a la devoción
«La fe nos une, la esperanza nos animas, así es», es el slogan en este año 2025 que nos motiva a mantener viva la devoción a la Reina Morena. Para este domingo 16 de noviembre la réplica de La Chinita llegará a la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, a las 10:00 a.m., que será el acto de bienvenida de la Virgen.
Posteriormente, la mIsa de Solemnidad está programada para el 18 de noviembre a las 6.30 de la tarde. «Muchísimas gracias por estar con nosotros valoramos mucho todo el amor que comparten con nosotros», destacó, Darcy Fernández.
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