El humo blanco que salió desde la Capilla Sixtina ya no es noticia. Hoy, el centro de la conversación es el nombre, la historia y el significado que puede tener la llegada del nuevo papa, León XIV, para los pueblos que viven la espiritualidad como resistencia y consuelo cotidiano.

El cardenal Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, Estados Unidos, ha sido elegido como el papa número 267. Tiene 69 años y una larga trayectoria como misionero, educador y pastor en Perú, donde sirvió durante más de cuatro décadas. Esa experiencia, lejos de los centros de poder y más cerca de las comunidades populares, podría marcar un cambio de tono en el Vaticano.
El papa León XIV alza su voz: «no más guerra»
Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, en medio de un ambiente festivo marcado por el Jubileo y los aplausos de miles de fieles, el papa León XIV compartió su primer mensaje dominical como sucesor de Pedro. Su voz, serena pero firme, repitió con fuerza: “¡No más guerra!”
Conmovido por el sufrimiento que vive el mundo, el nuevo pontífice hizo un llamado directo a los líderes de las naciones para detener los conflictos armados, y pidió especialmente por una solución justa y duradera en Ucrania, así como un alto al fuego inmediato en Gaza, acompañado de la liberación de rehenes y acceso a ayuda humanitaria.
“No podemos acostumbrarnos al dolor de los pueblos”, señaló, mientras recordaba que hace 80 años finalizaba la Segunda Guerra Mundial. León XIV retomó palabras de su antecesor, Francisco, para denunciar lo que describió como “una tercera guerra mundial fragmentada”, alimentada por la indiferencia y el poder mal usado.
En medio del mensaje también tuvo un espacio para la ternura, al dedicar un saludo afectuoso por el Día de la Madre a todas las mujeres del mundo, “incluidas aquellas que desde el cielo siguen cuidando a los suyos”.
El tono del Papa, directo y cercano, sigue marcando un nuevo aire en el Vaticano. Una esperanza viva para quienes sueñan con una Iglesia capaz de levantar la voz frente a las injusticias del presente.
Un papa con los pies en América Latina
Aunque estadounidense de nacimiento, León XIV ha vivido gran parte de su servicio pastoral en tierras latinoamericanas. Conoce de cerca las realidades de los pueblos indígenas, las comunidades migrantes y los barrios periféricos donde la Iglesia no es institución, sino hogar.

Desde Rostro Caribe, lo miramos con preguntas que nacen desde el territorio:
¿Qué significa un liderazgo espiritual en tiempos de migración forzada, crisis climática y fracturas sociales?
¿Puede un papa con raíces en América Latina acercarse a los dolores y esperanzas de quienes viven la fe desde lo comunitario?
Matilde Arrieta, feligrés barranquillera, comparte su sentir:
“A mí me emociona que el Papa haya vivido en Perú. Eso quiere decir que conoce la pobreza, el sufrimiento de la gente, y no solo los palacios. Ojalá tenga un corazón humilde y latino”.
Un llamado a caminar junto al pueblo
León XIV asume en un contexto global complejo, pero también lleno de posibilidades. La Iglesia —que para millones sigue siendo faro y refugio— tiene el desafío de abrirse aún más al diálogo, al reconocimiento de la diversidad y a la escucha de los pueblos históricamente silenciados.
En nuestras calles, en las parroquias de barrio, en los comedores comunitarios, la fe no es doctrina: es acción. Es abrazo. Es palabra viva. Por eso, más allá de los rituales y los títulos, lo que esperamos es cercanía. Una Iglesia con olor a pueblo.
José Gregorio Mendoza, migrante venezolano opina:
“Es una esperanza nueva para todos los que creemos en una Iglesia sencilla y con los pies en la tierra. Yo veo en él a un pastor dispuesto a escuchar, y eso ya es un gran paso”.
En tiempos donde el poder suele alejar, que el nuevo papa sepa acercarse. Que escuche. Que camine. Que no olvide que también desde este Caribe resiliente, la espiritualidad es lucha y esperanza.